domingo, 28 de julio de 2013

A la hora señalada

   

    A la hora señalada es un viejo western que es todo un clásico del cine. Interpretado por Gary Cooper, la película gira alrededor de un veterano comisario que debe enfrentarse a un siniestro asesino que viene por él. Aquí vemos al héroe enfrentar la tragedia de su inminente muerte con miedo. Gary Cooper sufre. Cada minuto que pasa , percibe como todo a su alrededor se desmorona. Cunde el pánico y el ambiente se torna cada mas tenso. Bien podría montar su caballo y huir. Sin embargo decide a pesar de todo dejar de lado su miedo y enfrentar la situación.

    El desenlace de la trama no importa. Lo importante es el mensaje que en este film es muy potente. Se debe hacer lo que se debe sin importar el riesgo. En el caso del héroe, es representar la ley y hacerla cumplir aunque no haya testigo ni recompensa alguna. Solo por el puro hecho de que la ley importa.

    Desde nuestra mirada contemporánea, el film nos puede parecer un melodrama moralizador, de esos que Hollywood era tan adepto a producir. En ellos no había mucho lugar para las viscitudes reales de las personas. Importaban los estereotipos. He ahí la gran belleza de "A la hora señalada" ; moraliza contándonos los entretelones del miedo. Se desmorona el estereotipo mas no la moral.

    Creo que la moral era algo muy importante.

     Como persona contemporánea crecida en un ámbito donde la moral fue siempre cuestionada, no puedo evaluar su importancia. Mi época signada por un exceso de psicologismo que juzga lo moral como un concepto malsano para la libertad del hombre, nos hizo dudar de ella, a pesar de no dejar nada mejor en su reemplazo. El fin de que la libertad nos haría mejores y mas felices, resulto en el fondo una falacia. 

Conceptualmente somos muchos mas libres que nuestros ancestros, sin embargo la organización de nuestro mundo liberado, esta en manos de personas que poco a poco nos va llevando hacia la tiranía.

    La razón de esto no es que la libertad produzca tiranía. Sino que la libertad pareciera habernos hecho insensibles ante la deshonestidad. Es como si no aceptarla, implicara cortarle al deshonesto su libertad de serlo. El ultimo de los rasgos que quisiéramos poseer es la de ser intolerantes. Hay muchos neuróticos cuyo principal característica es precisamente la intolerancia. Rasgo de amargura y de resentimiento. Rasgo que nos hará solitarios e infelices.

   En la Argentina el único rasgo moral que importa es la no tolerancia a la explotación capitalista. Si los desaparecidos no estuvieran bajo la dinámica de haber sido exterminados porque luchaban contra los explotadores, quizás su exterminio no hubiera sido tan trascendente. El concepto de lo moral como vehículo de sumisión trasmitido de arriba hacia abajo, llego para quedarse. No despegar lo moral de la estrategia de dominación social, resulta en una sociedad equizofrenica; inmovilizada e impotente a reaccionar contra esa brecha conceptual que es la abertura por donde los canallas se cuelan. Y es en esta indefensiòn donde radica todo lo malo que el presente tiene.

   Nunca resulto tan fácil ser un canalla.¿ Por que no serlo, si en el fondo no tiene consecuencia?. Hay mucha ventajas en serlo. Se puede acceder a situaciones de privilegio y fortuna. Es en la canallez donde realmente se puede ser libre. Por ello la mayoría de los políticos son canallas. Es el ámbito adecuado donde la canallez llega a su máxima expresión. Es el lugar donde solo el mas canalla lo consigue.

    Es curioso como la política se parece al submundo de los barra bravas. Hay como un darwinismo explicito donde solo el mas apto sobrevive. Lastima que la aptitud es corrosiva, primitiva, de consecuencias funestas para el resto. 

    El barra brava y el político imponen su voluntad a la mayoría a la fuerza. Combatirlos obviamente requiere que colectivamente estemos dispuesto a castigar. La libertad nunca esta exenta de luchar para defenderla. El cambio provendra de una mejor salud moral. Pero no para reprimirse, sino para evolucionar a un estadio un poco mas arriba del hombre que solo vive para satisfacerse.

    Dado que fracasaría como  canalla; opto entonces por triunfar como persona.



 

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