Reconoscamozlo. La pesadilla Kirchnerista llegó
para quedarse y al igual que los periodos glaciares, su tiempo de permanencia
lo decidirá el ecosistema.
Hay una semejanza en esta clase de regímenes que hoy
azotan Latinoamérica, con el fenómeno de inoculación de especies animales en hábitats
nuevos. Al carecer de predadores naturales, no hay límites en su reproducción y
las demás especies que comparten el hábitat con el intruso, se enfrentan al
inminente peligro de la extinción.
Por alguna misteriosa razón, se han vuelto
inexpugnables y sumamente eficaces en el arte de dejar fuera del juego a las
otras vertientes políticas. Gozan de una popularidad cuya adherencia no puede comprenderse,
dado que no consiguen ni progreso, ni evolución
económica, ni mejor calidad de vida.
Porque se
reproducen tan exitosamente?.
Los amantes de la saga conspirativa que ve en
ellos una defensa contra la perversa maquinaria de poder de los ricos, son sus
principales adherentes. De hecho, buena parte de la matriz ideológica con que
estos regímenes marquetinean sus productos, se expone en términos de una lucha
contra el fantasma invisible de la conspiración. De una supuesta ganancia en
dignidad soberana. De una supuesta comunidad unida en la lucha contra un sistema
que la oprime. El recurso de la exaltación de un vengador que comienza a
devolver golpe por golpe las afrentas del pasado, es el mayor concepto
emocional con que saborizan sus discursos. Pareciera haber una calculada manipulación
del sentimiento de inferioridad y resentimiento, propio de aquellos a
quienes la vida no les muestra su lado más favorable.
Pueden la inferioridad y el resentimiento ser tan
poderosos como para materializar la concepción política de la tiranía?
Latinoaomerica es muy rica en estas dos
emociones. Cualquiera de nosotros siempre puede recordar crisis políticas y económicas
de todo tipo. En términos generales se puede decir que todo Latinoamericano
siempre es víctima de sistemas políticos propicios a la corrupción y a enormes
estafas que siempre terminan erosionando sus bolsillos.
La pesadilla cubana, idealizada por talentosos
trovadores conceptuales, ha marcado en la naturaleza del sudamericano, una
matriz de izquierda igualitaria. Pero es en el número cada vez más extenso de
masas de desposeídos, donde se encuentra la clave de sus sistemas políticos.
Ser Sudamericano consiste en pertenecer al bando
de los desposeídos, suavizados con algo de dinero, o al bando de los
productivos que deben pagar costosos gravámenes para mantener a los que no
pueden producir. En esta lógica nefasta es posible el afianzamiento de regímenes
tiránicos, donde con solo poder controlar la máquina del dinero público y
promover el crecimiento de necesitados que luego se transformaran en votos, se aseguran su permanencia en el poder
legitimados por las leyes republicanas.
Lo peor de los regímenes de la región, es que el
desarrollo económico, conspira contra su sistema de permanencia. Crecer económicamente,
implica la necesidad de una población apta para que el desarrollo sea posible.
Cualquier lugar, con gente financiada para ser pobre, no tiene gente capacitada
y por ende el crecimiento de la pobreza esta garantizado.
El modelo de inclusión social del que tanto se
jactan, es una mentira que insulta a la inteligencia más básica. Basta observar
la enorme cantidad de recursos que emplean en destruir todos los canales por
donde fluye la productividad: Tipo de cambio, sistema financiero, estadísticas
de variables económicas, control de la moneda, etc, etc….
El sistema político que se enfrente a este
mecanismo debe ser aquel que pueda nuclear a la gente capacitada para devolver
a la población su capacidad productiva. Debe implementarse una profunda reevaluación
de las instituciones públicas que garanticen la libertad de las personas y las de
sus bienes.
La tiranía no puede ser posible en el siglo XXI.
Hay demasiados recursos tecnológicos y científicos a nuestra disposición, como
para aceptar la triste explotación de las corruptocracias.
Nadie atenta contra nosotros, salvo estos
salvadores de cuarta. Si quiere seguir pagando mucho para no obtener nada, siga
votándolos.
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